Club de Cuervos

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Llamémoslo «curiosidad profesional.» No podía perderme la oportunidad de ver el primer intento de Netflix con programación original dirigida afuera del mercado angloparlante, así que terminé viendo toda la (primera) temporada de Club de Cuervos, que se proponía a crear historias de aceptación multicultural sobre la pasión deportiva más grande en América Latina: El Fútbol.

Club de Cuervos cuenta la historia de la adinerada familia Iglesias, quienes prosperaron en la ciudad de Nuevo Toledo y decidieron comprar el equipo local de fútbol de Los Cuervos, así como revitalizar la economía de la ciudad desarrollando grandes proyectos como el estadio, el hotel de 5 estrellas, el aeropuerto y las carreteras. Todo comienza cuando el patriarca, Salvador Iglesias Padre (Luis Rábago), estira la pata mientras reprendía a su menor hijo Salvador «Chava» Iglesias (Luis Gerardo Méndez) por vivir la vida de un heredero de cuna de plata más interesado en fiestas con prostitutas y cocaína junto a los jugadores del equipo — entre ellos; el capitán Moises «Moi» Suárez (Ianis Guerrero) y el argentino El Potro (Joaquín Ferreira) — que en el mismo equipo, como su media hermana mayor Isabel (Mariana Treviño).

Durante el velorio, la última pareja de Salvador Padre, Mary Luz (Stephanie Cayo), anuncia que los hermanos Iglesias tendrán un nuevo hermanito… o hermanita, y que en lugar de dividir la herencia mitad y mitad, tendrá que ser dividida en tres partes. El mundo de Isabel se va derrumbando cuando su medio hermanito Chava es nombrado presidente del club, con la idea de convertir a Los Cuervos en el Real Madrid de América Latina. Sin embargo, el ego de Chava es demasiado grande para el pequeño Nuevo Toledo.

Esta es probablemente la primera vez que veo un programa esperando que al personaje principal le salgan las cosas mal. ¿Eso me hace una terrible persona? El hecho que haya visto toda la serie — la segunda mitad es más ágil que la primera — demuestra que Club de Cuervos tiene «algo.» Para aquellos no familiarizados con el nombre de Gary Alazraki, pero han visto su exitosa comedia Nosotros los Nobles, el estilo les será familiar (Méndez y Guerrero también aparecen) en los primeros dos episodios que presenta la riña familiar, con Chava logrando malograr cada una de las relaciones de trabajo valiosas para el equipo. Aunque Isabel tiene la razón -casi siempre- su error más grande lo comete durante un momento de impulso vengativo (que finalmente arregla), que dificulta ganarse la confianza del equipo (o audiencia). La actuación de Treviño es lo mejor del show, ya que su personaje tiene más dimensión. Éste bordea esa línea de la mujer de carrera tensa, pero la hace lo suficientemente vulnerable para que nos importe.

Sorprende también que los guiones fueron desarrollados en inglés [Russell Eida, Alessia Costantini (Scrubs), Mike Lam y Jay Dyer (Californication) nunca habían trabajado en la industria hispana antes] y que la conversión al español tenía todos esos detalles de las «mexicanadas.» El español mexicano me parece uno de los más complicados de entender en converaciones, y admito que los subtítulos en inglés carecían en el diálogo. Supongo que es dificilísimo traducir textualmente el tono de un chiqui-hombre estirado — piensen como el doblaje latino de El Príncipe del Rap le funcionó a Hilary Banks.

Bustos y esa toma frontal de Ferreira [que ya está guardada para la posteridad en línea] están a la orden del día porque es Netflix y, ¡sí se PUEDE! Mi único problema con la serie es que salvo la pelea entre hermanos, ninguna de las otras historias son muy interesantes… hasta que llega el misterioso Don Corleone del fútbol, Eliseo Canales (Carlos Bardem). Y aún ahí, Chavas no se quema por completo, dando un giro completo fuera de personaje en su comentarios a favor de su estrella pansexual catalana, el aún más egocéntrico, Aitor Cardoné (Alosian Vivancos). Le sirve para balancear esa lucha de poderes, pero llega de la nada, nunca de manera gradual. Lo mismo sucede con la última jugada entre Chava-Mary-Luz-Isabel.

Y- ¡¿qué hay con esta p!nche toma?! ¿Qué es esto? ¿Hollywood de los años 30? Eso ni siquiera es Google Translate bien usado, con un comentarista «japonés» y el uso extremadamente pobre de texto en «chino.» De verdad que me sacó del episodio completamente.

Rating: ★★★¼☆ 

Nota al margen: ¿Es Stephanie Cayo una gran estrella en Perú? [1] Claro, es peruana, pero creo que es considerada un nombre más grande en Colombia donde ha hecho más telenovelas, que han tenido menos éxito al cruzar la frontera desde las épocas de Betty La Fea y Pedro El Escamoso.

Si tuviera que nombrar «estrellas,» tendría que -tristemente- nombrar a personalidades de la televisión (de las cuales no me sé los nombres a propósito) y a los actores de los fenómenos pop culturales de inicios del milenio, Así es la Vida, y la larguísima Al Fondo Hay Sitio.

Throwback: ¿Se acuerdan cuando la hermanita Cayo interpretó la versión joven de Carolina Sabino, de Las Juanas, en la novela del nuevo milenio de Michel Gomez, Estrellita?

Todo lo que se encuentra uno durante la etapa de investigación~

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